miércoles, 23 de septiembre de 2015

Los aceites


Los aceites o mantequillas vegetales no son en realidad sino aceites «hidrogenados». Este término indica que se elaboran a base de aceites refinados introduciendo un venenoso gas de hidrógeno a temperatura y presión elevadísima y en presencia de un catalizador metálico. Las grasas no saturadas se transforman en saturadas, dando lugar a una margarina o mantequilla endurecida. Estos productos resultan por lo general muy difíciles de digerir, debido a que el elevado calor ha destruido todas las enzimas. Su uso continuado a lo largo de un cierto período de tiempo puede conducir a trastornos hepáticos, pues el hígado se ve sometido al gigantesco trabajo de transformar en no tóxicas, destruir o metabolizar todas las sustancias extrañas que penetran en el organismo. Dicho sea de pasada, todas las margarinas, aun las llamadas «naturales», se elaboran a base de grasas o aceites hidrogenados. En cuanto a cualquier tipo de aceite vegetal refinado, las elevadas temperaturas propias del proceso de refino a que son sometidas «matan» sus propiedades positivas, y casi siempre contienen también conservantes y otros tipos de elementos químicos. Las grasas animales recalentadas entran en la misma categoría que cualquier otra grasa o aceite que haya sido ya calentada. Tienden a obstruir las arterias vitales que mantienen el bombeo normal del corazón. Intenta, por tanto, no volver a utilizar ningún aceite o grasa que haya sido anteriormente calentado. El aceite de semilla de algodón no debería utilizarse en ninguna circunstancia. Oficialmente, el algodón no es un producto alimenticio y, por tanto, se le somete a fumigación con diversos venenos y productos químicos, aún más que a las cosechas de productos alimenticios comerciales. Lo mejor es utilizar aceites de guisar y para ensaladas «prensados en frío», que aún pueden adquirirse en numerosos establecimientos. 

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