viernes, 18 de septiembre de 2015

LOS ALIMENTOS COMO MEDICINA NATURAL

Resultado de imagen para alimentos naturales
Como todo lo demás del universo, el organismo humano fue creado con un único fin, el de su completa realización. Todas las células, órganos y aparatos del mismo deben funcionar a un nivel óptimo de eficiencia, al tiempo que el cuerpo expresa el crecimiento o desarrollo del espíritu interior. En él nada se hizo por error o al azar. Todo coadyuva a un fin u objetivo central. El sinergismo de un cuerpo sano y un espíritu sano proporciona un canal puro y abierto para que la energía cósmica lleve a cabo su trabajo de carácter evolutivo. Este magnífico cuerpo, que te sirve de sostén a lo largo de toda tu vida, está preparado para resolver las dificultades más extremas y para recobrarse sin mostrar la menor traza de pérdida de eficiencia. Esta maquinaria, tan sumamente sensible, proporciona movilidad, placer, vigor y acción, ofrece un lugar de reposo para el alma. Ha sido sólo durante la Segunda Civilización cuando el hombre ha olvidado cómo utilizar las energías que alberga en su interior. Esta pérdida de consciencia le ha costado todo lo que estimó en otros tiempos y tenía verdaderamente valor. Una de las pérdidas más dolorosas es la de la salud y movilidad de su propio cuerpo. Si reconquistamos nuestra auténtica forma de ser, seremos capaces de recuperar todo lo que hemos perdido y mucho más. El cuerpo humano lleva esperando ya suficiente tiempo a recuperar su vigor y fortaleza. Debería ser ya capaz de volver a funcionar de acuerdo con el propósito para el que fue creado: sustentar y expresar adecuadamente el alma humana. Y sólo mediante una elección consciente podrá producirse esto en tu propia vida. El cuerpo se nutre de alimentos. Necesita alimentos sanos, integrales y vivos. Cuando se le proporciona energía viva que utilizar como «combustible», puede desempeñar sus funciones con un mínimo de desperdicio y suministrando el máximo de energía. Pero si tu alimentación es insuficiente, excesiva, incompleta o insana, el cuerpo reaccionará e intentará conseguir el necesario «combustible» en alguna otra parte, primordialmente de sus propias reservas de los elementos de los que se deriva. Puede también tratar de obtener los del aire o del agua o sintetizarlos a partir de otras sustancias del organismo. Durante la era pasada nuestros cuerpos han perdido en gran medida su capacidad de extraer lo que necesitan de los deficientes alimentos a los que nos hemos acostumbrado. Ahora, y para recuperamos, necesitamos grandes cantidades de alimentos óptimos. Si tu alimentación no posibilita a tu cuerpo e1 reponerse o recuperarse constantemente, funcionará de manera ineficiente, segregando toxinas residuales. Incapaz de eliminarlas adecuadamente, las irá almacenando, cada vez en mayores cantidades. Esta acumulación sobrecarga el organismo, provocando antes o después obstrucciones y una disminución o distorsión del flujo de energía. Según esos venenos van acumulándose, comienzan a afectar a la mente, pues, en último extremo, el cerebro se nutre también del «combustible» que le proporcionan los alimentos. A la larga, el propio espíritu se ve también influenciado. Por esta razón, y si deseas conseguir y mantener una buena salud, tu alimentación debe cumplir dos funciones distintas: proporcionarte un máximo de energía con un esfuerzo mínimo de asimilación y permitir que tu cuerpo elimine adecuadamente sus residuos. Todo alimento que tu organismo no sea capaz de convertir fácilmente en energía vital debe considerarse como inútil o incluso nocivo. Por el contrario, los alimentos que creen energía vital son útiles y beneficiosos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario